

El miedo...
​
El miedo… ese sentimiento oscuro, amenazante e indeseado…
¿Quién no ha sentido miedo? ¿Quién no ha sufrido por causa del miedo?
A nadie le gusta que lo llamen miedoso, o cobarde, o gallina… Quién no querría ser el más valiente de todos, aquel que no sabe lo que es el miedo…
Entonces… si tanto malestar nos causa, porqué nos atrae tanto este tema, porque nos empeñamos tanto en sentirlo, en buscarlo… ¿Será que somos masoquistas?
Porque lo cierto es que el miedo es un sentimiento que constantemente se busca transmitir o provocar en prácticamente todos los ámbitos de la cultura, y desde el comienzo mismo de los tiempos…
En el cine, en la literatura, en la pintura… también en la escultura… Me atrevo a decir que también en la arquitectura se ha manifestado ese deseo incontenible de transmitir ese carácter de los misterioso, lo macabro, lo sombrío…
Hagamos un pequeño experimento… ¡Quieres hacerlo, ¿verdad?!
Bien, pero para que realmente funcione, tienes que seguir al pie de la letra mis instrucciones…
Voy a pedirte que cierres los ojos y que prestes atención solamente a mi voz, e intenta… imaginar lo que te voy a ir contando paso a paso…
Bien… cierra los ojos… Vamos, hazlo… sin trampillas ¿ehh? ¿A qué esperas? Ciérralos… ahora…
Tú… que no te atreves a hacerlo… ¡eres un cobarde!!
Perfecto, ahora intenta imaginar que vives en una casa grande y muy antigua… de esas con estructura y pisos de madera crujiente, habitaciones con techos altos y fríos. De esas de dos plantas, un sótano oscuro y altillo que ya casi no visitas… Esas con tejados empinaaaados…
Es un día cualquiera y te has quedado solo en casa… completamente sooolo… Afuera comienza a atardecer y prendes algunas luces… No lo quieres reconocer, pero aquella casa te provoca un poco de miedo… desde que eras un pequeño niño… nunca te agradó quedarte solo en aquella casona.
Sientes un escalofrío correr por tu espalda y decides ir a tu habitación, el lugar donde te sientes más seguro… Tomas un vaso de leche y unas galletas, y subes a tu cuarto… La escalera emite un laaargo gemido bajo tus pies… eso te sobresalta… pasa cada vez que subes por ella, pero esta vez te parece que fue más fuerte, más laaaargo… recorres el estrecho corredor que lleva a tu dormitorio, parece que se hace cada vez más laaargo hasta que finalmente entras a tu cuarto, tomas una revista y te acuestas en tu cama a leer.
En eso estás… tomas un sorbo de leche, comes una galleta y lees tu revista… De pronto… escuchas un ruido en el piso de abajo… miras tu reloj… es temprano aún para que sean tus padres regresando del trabajo… tampoco pueden ser tus hermanos…
Sé que quieres abrir tus ojos… ¡No lo hagas!!! Escucha mi voz… sóoolo mi voz…
Afuera, comienza a caer la noche…
Haces silencio y prestas atención… ¿lo habrás imaginado? No… otra vez el ruido, esta vez más fuerte… no hay dudas… ¡hay alguien en la casa! Tu respiración se congela y te empiezas a hundir en tu cama…
Ahora es la escalera crujiendo, quejándose bajo el peso de alguien que está subiendo…
Tienes que ponerte la almohada entre tus dientes para que no se escuche que están castañeando…
Los pasos se sienten cada vez más cerca, recorriendo el corredor hacia tu cuarto… se nota que es un ser muy grande por el sonido de sus pisadas, pesadas y lentas… Te tapas completamente y sólo tus ojos llorosos se ven desde fuera… ¡Estás paralizado!! Los pasos se detienen frente a tu puerta… Tus ojos están clavados en ella… Con terror ves como el pestillo comienza a bajar lentamente… muy lentamente con un chirrido insoportable…
La puerta comienza a abrirse… ¡Ayaaaaaaayayaaaaaaaa!!! (grito fuerte para asustarte)
¿Haz abierto los ojos verdad? Lo has hecho varias veces durante mi breve relato… Sólo para chequear que estaba todo bien… que estabas en casa, en la seguridad de tu casa…
¿Pero qué miedo verdad? Lo has sentido, ¿verdad? El miedo se apoderó de tu mente primero y luego del resto del cuerpo… ¡Es fantástico!!! El poder de la mente, el motor de la imaginación puede transportarte en un segundo de donde estás, a otra realidad completamente diferente haciéndote experimentar sensaciones totalmente incomparables…
De eso se trata la imaginación, justamente. Es el motor que nos mueve, que nos impulsa, que nos motiva a hacer cosas increíbles… Y es también el causante de muchos de nuestros miedos, haciéndonos imaginar cosas que no están sucediendo en verdad, que directamente no están allí…
¿Es eso malo? Para nada… la imaginación es fundamental para nuestra vida, para el progreso del individuo… Si no tienes sueños no tienes deseos de superación. Y el miedo tampoco es malo… por el contrario, es algo bueno, necesario… indispensable para nuestra seguridad y supervivencia. El miedo es como una alarma, una chicharra interna que nos avisa que estamos ante alguna clase de peligro y nos impulsa a reaccionar: ya sea para salir corriendo o para defendernos…
Cuando te acercas al borde de un acantilado los haces con sumo cuidado, ¿verdad? Eso es porque la chicharra interna del miedo está sonando… te está poniendo sobre aviso… ¡cuidado! Que es peligroso… que te puedes caer… procede con cautela…
Cuando cruzas una calle distraído y un auto se aproxima rápidamente, la chicharra del miedo se enciende avisándote que estás en peligro inminente, impulsándote a actuar, a saltar hacia un costado para ponerte a salvo… El problema es que a veces el miedo nos paraliza… nos congela y no nos permite reaccionar…
¡El miedo nos paraliza? ¿Cómo puede ser eso? ¿Si sólo es una chicharra en nuestra cabeza?
No…, no es el miedo lo que nos paraliza es nuestro propio temor… nuestra propia apatía que en vez de generar la suficiente adrenalina como para saltar sobre el auto, agarrota nuestros músculos, congela nuestra mente impidiéndonos actuar para ponernos a salvo y alejarnos del peligro del peligro o de intentar defendernos.
No siempre el miedoso es cobarde ni el valiente aquel que no siente miedo. Porque quién no conoce el miedo no es valiente si no que es inconsciente…
Asique recuerda… verdaderamente valiente es aquel que aún sintiendo miedo se repone a él y actúa de forma valerosa poniendo por delante siempre a los demás… Y cuando digo poniendo por delante me refiero a priorizando la seguridad del otro antes que la propia, no poniendo a los demás delante del auto que se aproxima velozmente como un escudo para salvarte…
Espero que hayas disfrutado de este podcast y no estaremos viendo por allí…